Un Poco de Historia

 

ITALIA, MEXICO

 

El gobierno mexicano decidió en 1875 que, para modernizar al campo, debía instalar colonias con campesinos europeos, que trajeran su tecnología y conocimiento al país. Se propuso traer 200 mil italianos, y mediante convenios con el gobierno de Italia y algunas agencias navieras, trajo finalmente a 3 mil, que instaló en colonias en Veracruz, la capital y en Puebla. Al paso del tiempo, las colonias se disolvieron; todas menos una. A un poco mas de cien años después de su fundación, la colonia de Chipilo sobrevivió. Para el asombro incluso de los italianos, conservamos los rasgos, la cultura y el dialecto del origen. Para los lingüistas, Chipilo es un tesoro: el raro caso de un pueblo que es transportado a otro país, y que mantiene su lenguaje y sus costumbres casi intactas, como fueron en el siglo XIX. Para sus vecinos, es un extraño lunar de campesinos robustos, rubios, pelirrojos, e inusualmente ahorrativos y prósperos.

 

EL LUNAR DE ATZOMPA

 

Chipilo está en la carretera Atlixco-Puebla, y salta a la vista como un pueblo poco usual. No tenemos plaza, kiosco, tampoco mercado, y en la cercanía de Cholula y entre pueblos de catedrales, la iglesia parece, por su sencillez, parroquia luterana. Estamos instalados en un extenso valle sembrado de alfalfa, a la vista de los volcanes y del cerro de la Malinche, y junto a un pequeño montículo que nosotros celosamente llamamos Monte Grappa, como la montaña cercana al pueblo alpino del que vinieron nuestros fundadores. En las calles no hay niños jugando cascaritas, ni policias; no hay pintas o pancartas de las elecciones, ni basura, ni tiendas de abarrotes en cada esquina. Hay un convento de salesianas, tres escuelas, la Casa de Italia, una biblioteca, la presidencia, una tienda de embutidos, carnes frías y quesos, y un par de cafeterías. Hay 2 Bancos, una flota de autos relativamente nuevos, calles de concreto, y establos y carpinterías en el traspatio de cada casa. Es el pueblo de los "güeros", 2700 habitantes, descendientes de los 424 inmigrantes que llegaron en 1882. Casi todos tienen casa con agua, drenaje, luz, y educación.

 

LA COLONIA LEAL

 

No hay sobrevivientes de la colonia, y los hijos de los fundadores hace tiempo que fueron sepultados en el cementerio del Monte Grappa. "Aquí se mueren muy jóvenes todos", dice con extrañeza un oaxaqueño avecinado que cuida el cementerio. Todas las tumbas tienen epitafios en español, salvo por una, casi oculta con un rezo en véneto. Pero el relato de la llegada a México ha pasado de generación en generación: Elena Orlanzino, de 87 años y una de las personas de mas edad en Chipilo, todavía entona, la voz firme en su cuerpo debilitado, la canción en dialecto. "A México habían arribado, no encontraron ni paja ni heno, habían dormido en el mismo suelo, donde las bestias iban a reposar". Según el contrato con el gobierno mexicano - que hasta hace algunos años conservaban algunas familias-, les darían crédito de 10 años, tres hectáreas de tierra, una mula, una vaca, un cerdo, dos arados y sus yuntas, un par de bueyes. Ellos se obligaban a trabajar la tierra, y a no abandonar la colonia a menos de haber cubierto su adeudo. Llegaron al casco de la Hacienda de Chipilo con los pies calzados en zoclos de madera, y en carretas cargadas con guadañas, picos, afiladoras, hachas, mantequilleras y cazos de cobre para hacer polenta. Alrededor, pueblos pobres de campesinos hablantes de náhuatl. Dentro del programa de colonización llegaron a México finalmente 2926 italianos. Más de la mitad volvió a Italia o emigró a Estados Unidos. Unos 100 se quedaron en las colonias Manuel Fernández Leal (ahora Chipilo), en las de Gutiérrez Zamora y Manuel González de Veracruz. Sólo la de Chipilo sobrevivió como comunidad y sigue utilizando su lenguaje original. "Aquí pasa un fenómeno tal vez único en el mundo: un núcleo familiar es transportado a otro país y a una cultura nueva, y sin embargo perdura casi sin cambio. Sigue vistiendo igual, comiendo igual, hasta los años 60" Los italianos de las otras colonias provenían de distintos pueblos. "Los italianos de Veracruz se integraron, se mezclaron con los mexicanos y perdieron su lenguaje", Los chipileños vivieron aislados hasta hace poco, que comenzaron a admitir los matrimonios con no chipileños. Los italianos de Veracruz se volvieron cafeticultores. Los chipileños, productores de leche, y más recientemente carpinteros...